MADRID // Han sido más de tres años de cartas, de llamadas y de informes repletos de argumentos jurídicos, pero también de protestas pancarta en mano ante las puertas de Mercadona. Una campaña cuyo objetivo era exigir a esta cadena de supermercados que respetara la legalidad internacional y dejara de vender conservas de sardinas originarias del Sáhara Occidental, que además se etiquetaban como procedentes de Marruecos.
Este esfuerzo, detrás del que ha estado el Observatorio para los Recursos Naturales del Sáhara Occidental (WSRW, en sus siglas en inglés), ha dado ahora fruto demostrando que las campañas de visibilización pública destinadas al consumidor final pueden forzar la mano incluso de una gran compañía como es Mercadona.
Hace unos días, Jealsa Rianxeira, la empresa que provee en exclusividad las sardinas que luego se venden bajo la marca blanca de la cadena, Hacendado, envió una carta a Javier García Lachica, presidente de WSRW en España. En ella le anunciaba que “a instancias de Mercadona” Jealsa había dejado en mayo de envasar sardinas en su fábrica de El Aaiún, la capital administrativa de la que fue colonia (y provincia) española hasta 1975.
The streets of Laayoune have not changed much since the visit of Argentine jurist Juan Mendez, who recently visited the Alawite kingdom and the non-self-governing territory to the south of it, Western Sahara, as the Special Rapporteur on torture and other penalties, cruel, inhuman or degrading treatment.Mr. Mendez knows the ropes and what it means to work in an organization that defends human rights, since he has 15 years of experience in HRW (Human Rights Watch), and is well aware of the resources needed to evaluate the situation of any given population that suffers and is being tortured and subjected to humiliating and degrading treatment in prisons and detention centers. A case in point is the Sahrawi people. Mr. Mendez knows what the work entails, as he was a victim of torture during Argentina's military dictatorship (NDA: 1976-1983) for acting as political prisoners´ defense attorney.
Unfortunately, the visit lasted only a week, of which he spent two days and two nights in the capital of occupied Western Sahara. Mr Mendez visited the Black Prison in Laayoune and was able to witness the mechanisms of repression practiced in the streets of the capital from his arrival until his departure from the territory to other prisons in Rabat and other Moroccan cities. Yet, the demonstrations for the right to self-determination and freedom of expression and association still go on as usual in the occupied territory. In the neighbourhoods of Maatala and Raha and in Smara street, things have not changed much.
Las calles de El Aaiún no han cambiado mucho desde la visita del jurista Argentino Juan Méndez, visita desarrollada en el reino alauita y en el territorio no autónomo al sur del mismo, Sahara Occidental, en calidad de Relator Especial sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. El señor Méndez conoce bien los entresijos y el trabajo en una organización de defensa de los Derechos Humanos ya que tiene 15 años de experiencia en HRW (Human Rights Watch) y es conocedor de los recursos necesarios para evaluar la situación que sufre una población a la cual se está torturando y sometiendo a un trato degradante y vejatorio en las cárceles y centros de detención, estamos hablando de la población saharaui. El señor Méndez conoce bien este trabajo, ya que fue víctima de tortura durante la dictadura militar argentina (NDA: 1976-1983) por haber sido abogado defensor de presos políticos.
Desgraciadamente, su visita ha durado tan solo una semana, de la cual únicamente dos días y dos noches las ha pasado en la capital del Sahara Occidental ocupado, ha conocido la cárcel Negra de El Aaiún y ha podido presenciar los mecanismos de represión que se practican en las calles de la capital desde su llegada hasta su salida del territorio en rumbo a otros centros penitenciarios en Rabat y otras ciudades Marroquíes, ya que, como decía antes, las manifestaciones por el derecho a la autodeterminación y por la libertad de expresión y asociación se continúan sucediendo como de costumbre en el territorio ocupado. En los barrios de Maatala y Raha, así como en la calle Smara, las cosas no han cambiado mucho.